SE HACEN LLAVES PARA EL CORAZÓN
LA LLAVE DEL CORAZÓN Beatriz estaba muy preocupada. Su padre había perdido el trabajo, su abuela estaba enferma y, a causa de eso, su madre estaba más seria que de costumbre. Una mañana, cuando la niña paseaba a Luna, su perrita, vio un anuncio pegado en una farola. SE HACEN LLAVES PARA EL CORAZÓN —¡Qué extraño! —pensó Beatriz—. Las llaves sirven para abrir o cerrar puertas, pero el corazón no tiene puerta. Regresó a su casa muy pensativa y, durante la comida, comentó el asunto con sus padres y su abuela. ¿Seguro que has leído bien? —preguntó el padre riéndose un poco burlón—. A lo mejor es alguien que busca dinero fácil. Y como siempre hay quien se deja estafar... Su madre opinó diferente. —Pues no sería mala idea tener una llave que abriera o cerrara el corazón —dijo con voz suave. —¿Por qué dices eso, mamá? —preguntó Beatriz intrigada. —Porque a veces es mejor no expresar lo que se siente y, otras, simplemente tienes que decirlo. La abuela, que había escuchado todo sin decir nada,